
La importancia de la luz aquí es crucial y debe adaptarse a los diferentes usos de nuestro espacio. Así, no elegiremos la misma iluminación para la zona donde cortamos y cocinamos que para la zona donde comemos. Lo más acertado es combinar una luz general que permita los desplazamientos con luces puntuales que respondan al uso concreto del espacio.
Empotrables, plafones y módulos de bajo consumo- fluorescentes o LED son las opciones más prácticas como luces generales. Consumen poca energía, emiten poco calor (teniendo en cuenta que la cocina es la zona de la casa donde más calor se genera), al expandir muy bien la luz evitamos proyectar sombras duras sobre las zonas de trabajo y por último, y no menos importante, al estar más cerca del techo no sufren tanto con la suciedad.
También podemos acentuar con luces puntuales la importancia de algunos objetos como cuadros, una pizarra, vitrinas, un botellero o el lugar que ocupa el jamón… y diferenciar nuestra cocina.
¿Y eso es todo lo que debo tener en cuenta? También los metros cuadrados de nuestra cocina, el número de puntos de luz, el color de las paredes, de los muebles y la encimera, la distribución de las zonas…
¡Todo es importante para decidir bien y nosotros te ayudamos a que aciertes!